Si me preguntan cuál es mi comida favorita no dudo, las alcachofas frescas,
simplemente hervidas y con aceite crudo de oliva. Es así como las preparamos en casa casi siempre pero son excelsas también con jamón, con almejas, con gambas, con setas, con caracoles...No pueden faltar en la menestra, son ideales en guisos de carne y de pescado, perfectas para preparar pintxos, para rellenar y gratinar......Ay, qué fatiga tan dulce me está entrando.
La variedad de alcachofa que se cultiva en Navarra es la
" Blanca de Tudela", fueron los agricultores tudelanos quienes la consiguieron después de años de selección aunque se produce en otras zonas de la península a través de esquejes que también se comercializan.
El cultivo de la alcachofa de Tudela se remonta a los tiempos de la dominación árabe. El clima en la zona media y en el sur ( la Ribera) de Navarra, con inviernos fríos y primaveras suaves, es muy propicio para su cultivo así como la calidad de la tierra, suelta y bien drenada; son los factores que dan a esta alcachofa una
calidad óptima.
Se caracterizan por su
textura mantecosa una vez cocinadas y por su sabor extraordinario; en la forma, esta flor reina de la huerta
se distingue de otras alcachofas porque es redondeada y las hojas no llegan a unirse en la parte superior sino que dejan un orificio circular abierto.
Lo habitual es que se vendan por
docenas y con algunas hojas alrededor del tallo. Los pétalos de esta flor han de estar bien apretados, formando una alcachofa dura al tacto.
Es una
planta que puede durar de un año para otro, entrando en letargo cuando empiezan los calores. En la huerta, tenemos una
primera floración hacia el mes de Octubre hasta que empiezan las heladas en Diciembre. La
segunda floración empieza en Febrero-Marzo y puede durar hasta Junio; con el calor, forman pelo en su interior y se desfasan, tienen que descansar hasta el otoño.
Creo que no hay que escatimar en su limpieza, " más vale un bocao bueno que tres malos", frase típica de mi padre.
Lo primero que hago es quitar las hojas duras de todas, con cuidado para no dañar el corazón.
Ponemos una cazuela con agua y sal al fuego.
Vamos pelando el tallo....
......cortamos un poco la punta,
...la abrimos por la mitad y la echamos al agua hirviendo.
Procedemos igual con el resto, terminar una y a la perola.Si actuamos con rapidez no se oscurecen.
Si tenemos mucha cantidad de alcachofas, podemos dejarlas en agua con limón y un poco de harina, así no ennegrecerán.
Las cocemos hasta que estén a nuestro gusto, teniendo en cuenta que son pura mantequilla y se deshacen si nos descuidamos.
Apagamos el fuego y
las conservamos en el agua de cocción hasta que las vayamos a comer.
Salud amig@s!!